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Los niños del CIE danés

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POR SARA HØYRUP

ANALISIS – ¿Qué ha sido de los niños de la guerra en Siria? Mientras una paz sin justicia se acerca en el país árabe, millones de sirios malviven como refugiados. Algunos de ellos han acabado en un rico rincón de Europa: un municipio acomodado al norte de Copenhague

Viven casi cien menores de edad en Sjælsmark, que hoy día se lee como ”campo de las almas” si bien su etimología es otra. Es un CIE al estilo danés: ni de lejos tan duro como los centros de detención para expulsión que tenemos en España –”peor que la cárcel” como contó en su día el sinpapeles Saïd Ahadri desde el CIE de Barcelona–, pero aun así no apto para niños.

El desarrollo y el bienestar de los pequeños peligran tanto que las autoridades contemplan sacarles del lugar … sin sus padres. La conclusión del defensor del pueblo es que los menores sufren, pero no tanto por las condiciones físicas del centro, como por la obligación que tienen las familias de estar allí encerradas. Es un sitio para extranjeros que Dinamarca desea expulsar, pero que no pueden volver a sus países debido al peligro que correrían.

Las organizaciones de abogacía Børns Vilkår [La situación de los niños] y Flygtningehjælpen [La asistencia a los refugiados] han criticado duramente el centro. Oenegés como Venligboerne [una especie de comité de bienvenida] y Bedsteforældre for Asyl [Abuelos para el asilo] se solidarizan, como siempre, con las familiar.

Hasta Cruz Roja, que es responsable de la guardería y la clínica de salud del centro, levanta la voz contra las condiciones bajo las que viven los niños refugiados, muchos de ellos sirios.

El dilema danés

El alma de Dinamarca se encuentra en un dilema: su tradición humanista está siendo erosionada por la corriente xenófoba, que se concretó en Dansk Folkeparti (DF), el partido más votado. Con los años ha ido metiendo sus tentáculos en el actual partido gubernamental de la derecha ”decente”, y nada menos que en el partido socialdemócrata.

Éste partido de la izquierda moderada ha perdido muchos votantes y afiliados a DF que se considera de extrema derecha, pero sólo lo es respecto a todo lo que viene desde fuera (incluido la Unión Europea). Es un partido que ponen ”los daneses primero” y defiende los derechos sociales, pero sólo para los suyos.

Estos tres grandes partidos, y otros todavía más antimusulmanes que DF, compiten por ser lo más duros posibles con los extranjeros (y sus hijos y nietos nacidos en Dinamarca). Sus defensores llaman esta política ”stram”, que significa ”ajustada” pero también ”rancia”.

La idea es dejar entrar en el país el menor número de personas sin quebrantar abiertamente la internacional Convención de los Refugiados que es ”la piedra ángular de la protección de los refugiados”, como explica ACNUR en su página web. Ya en 1998, el diario Information reveló que Dinamarca apenas cumplía con sus obligaciones internacionales; y hoy en día la vanguardia xenófoba –DF– aboga por salirse por completo del acuerdo mundial.

Paz sin justicia

El joven Adam Murad trabaja en Sjælsmark como traductor por cuenta de Extranjería y la Policía Nacional. Hace cinco años estuvo en una misión en Siria con el ejército danés, asistiendo como intérprete en la eliminación de agentes químicas que pudieron servir como armas. Ahora constata que todo apunta a que la paz, cuando por fin llegue, lo hará sin justicia. El dictador Bashar al-Assad se afianzará en su puesto.

La primavera árabe tomó forma de protestas pacíficas en Siria, donde nadie vino en su apoyo. Al final los rebeldes tomaron las armas, y luego el conflicto se cruzó con el régimen de terror del Daesh (Estado Islámico) y con intereses chías. El resultado fue que el país se hizo inhabitable, y muchas familias trataron de poner sus hijos a salvo lejos del país.

Esto en la tranquila Dinamarca les cuesta entenderlo a algunos.///

En la imagen: un Abuelo por Asilo charla con una niña refugiada

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