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El quedirán temido por España

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POR SARA HØYRUP

La pasada semana, el mundo mundial se pronunció sobre el conflicto constitucionalista no uno, no dos, sino tres veces. Y en España siempre duele lo que opinan más allá de las fronteras: la del norte y la occidental, se entiende.

Existe una ciega admiración que engendra ideas como la Dinamarca del Sur, o que Europa son los otros, o que son los de fuera que deben juzgar la actual contienda de narrativas que se desarrolla desde otoño del 2017 como muy poco

Y así, ha salido en portada en toda la prensa seria que las instituciones europeas barran el paso al expresidente catalán Carles Puigdemont, que el Tribunal de Derechos Humanos rechazan la queja que han presentado ahí los líderes separatistas, y que en cambio la ONU insta al Gobierno español de liberar a los políticos presos e indemnizarlos.

Pero esperen un momento. Lo de la UE se puede entender como una mera barrera burocrático: nunca ha sido fácil para nadie obtener sus pases de entrada a las instituciones que obran con un alto nivel de seguridad por razones obvios, y se ven inmersos en una burocracia que no perdona. El Tribunal europeo no es el sitio indicado para tomar cartas a asuntos que son veramente políticos, explica en el diario secesionista Ara hoy un experto en Derecho. Y en cuanto a la ONU, su comité de trabajo habla sin mucho conocimiendo de causa:

Obvian dos asuntos claves. No es el Gobierno quien decide si exculpar a los líderes separatistas catalanes: por algo existe la división de poderes. Y no hay, por mucho que lo postule el comité de la ONU, lugar en la Constitución española para celebrar un referendum sobre una secesión de una parte del territorio. Hay razón, pues, de enjuiciarles para decidir sobre su posible culpa. En eso está España, y quedan menos de 15 días y quatro vistas más para cerrar el largo proceso en el Tribunal Supremo.

Es más, explica el diario unionista Crónica Global entre otros: parece haber habido connivencia entre varios miembros del comité y una de las partes. A raiz de ello, el Gobierno español invita a las Naciones Unidas a controlar un poco mejor la neutralidad de sus comités de trabajo. Y no sin razón, la administración de Pedro Sánchez percibe la publicación a destiempo de las conclusiones como una indebida inmiscuación en la labor del poder judicial del Estado español.

No es, pues, tan perfecto el mundo mundial. No sabe mejor que los españoles lo de España. Porque para saber, hay que interesarse profundamente por los temas y enterarse. Hay que dominar las lenguas que aquí se hablan y se escriben, y hay que acordarse de que España pertenece al mundo civilizado.

El norte de Europa peca en estos tiempos de una especie de orientalismo hacia el sur. Idiotas los sureños por no saber manejar ellos solitos las fronteras externas de la Unión Europea. Vagos los del sur que siempre se metan en deuda y ponen a temblar el euro. Fiesta y tapas, para esto sirve el sur, pero no para ser tomado en serio o regirse a sí solos.///

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