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3 x Jordi

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¿Y ahora qué? Lo pregunto a un periodista, un escritor y un catedrático: un soberanista, un catalanista crítico con el procés, y un constitucionalista de la izquierda moderada. Los dos primeros tienen ocho apellidos catalanes; el tercero tiene cuatro, y el conflicto metido en casa.

POR SARA HØYRUP

Jordi Gracia García enseña literatura española en la Universitat de Barcelona con encanto y tremendo talento desde muy joven, y publica ensayos políticos en El País y en la editorial Anagrama. Su hija es de la CUP, y su hijo se deja presionar por los amigos para ser independentista también, explicó el adolescente en una entrevista que concedió la familia a la TV2 danesa la víspera del 21-D.

El catedrático es unionista, pero huye de la derecha españolista como de la peste. Vive firmemente instalado en un pensamiento progresista en el sentido de la Ilustración, y resiste en una facultad tomada por el nacionalismo catalán, a juzgar por las esteladas y los estandartes en el patio de Letras.

Jordi Amat Fusté es el conocido autor de libros pensativos tal como La conjura de los irresponsables, crítico pero comprensivo con el proceso secesionista: desmonta por completo la narrativa de una mala jugada por parte del Estado respecto al Estatuto de Cataluña, y sin embargo asegura a final del libro que acabó votando el 1-O de parte de un amigo. Es una figura ambiguo que por ser catalanista realista y responsable trata de buena fe cabalgar en la cresta entre el nacionalismo catalán y el constitucionalismo: una zona antaño tan populado y ahora casi desertada.

Jordi Rovira Prat es periodista freelance y director de Capçalera, la revista del Col·legi de Periodistes de Catalunya.

A la espera de las consecuencias legales del intento de secesión en otoño 2017, los republicanos de Esquerra se han vuelto pragmáticos y posponen el Estat Catalá, tras ver usurpada su antigua posición radical por los herederos de la burguesa Convergència. No en vano hay quien sostiene que la finalidad de la ingeniería social del Plan 2000 de Jordi Pujol era la construcción nacional: el Fem pais.

¿En qué situación se encuentra el nacionalismo catalán ahora mismo?

El periodista: Está en un momento de transición, a la espera de las sentencias del juicio que provocarán nuevas acciones. Hay desconcierto y falta de unidad, pero eso ya ha ocurrido en otros momentos del Procés.

El escritor: Muy mayoritariamente se encuentra en el ámbito independentista. La conciencia de nación es plena, lo sigue siendo; y para muchos, tras percibir que el Estado no ha logrado mutar en plural, entienden que no hay otra disyuntiva.

El catedrático: Probablemente escindido entre el fundamentalismo unilateralista y la percepción pragmática de la realidad social y política.

¿Qué sentencias habrá por el intento de secesión?

Rovira: Dudo que sean acusados [sic] de rebelión porque este delito no se ha probado en el juicio por la falta de violencia. Quizás se les juzgará por intento de secesión. Sinceramente, creo que la politización de la justicia española afectará más a la sentencia que no los hechos en sí mismos. Debemos recordar que más de 120 catedráticos y profesores de derecho de España han firmado un manifiesto donde rehúsan la acusación por los delitos de rebelión y sedición que se piden para los presos políticos independentistas.

Amat: No sabemos cuál será la condena.

Gracias: No tengo la menor idea: la absolución me parece descartable, pero cualquiera condena que omita la dimensión política del caso dañará el futuro colectivo de la sociedad española, y no sólo la catalana.

¿Fue un golpe de Estado?

Rovira: Tal y como han explicado numerosos expertos, incluso jueces –entre ellos algunos exmiembros del Tribunal Constitucional– un golpe de estado necesita de violencia armada. Lo que ocurrió fueron unos actos multitudinarios de desobediencia política. Sólo la derecha y sus medios de comunicación afines defienden que es un golpe de estado. Algunos de estos partidos y medios, por cierto, no han condenado nunca el golpe de estado –este sí que lo fue– de 1936.

Amat: No. Fue una performance de golpe de estado. Fue la materialización plena de la conjura (adolescente) de los irresponsables.

Gracia: No exactamente, o no dicho así: pudo parecerse a un intento frustrado de autogolpe.

¿Qué ocurrirá en la calle si el Tribunal les condena a largas penas de prisión a los líderes separatistas? ¿y si les declara inocentes, o son indultados?

Rovira: Las penas serán largas porque lo que está ocurriendo no es un acto de justicia, sino de venganza. Creo que la sentencia provocará más actos multitudinarios, y se activará la movilización política a gran escala. Incluso puede provocar la unión política, actualmente inexistente.

Amat: Una larga pena enquistará el conflicto durante años: habrá gasolina para polarizar la convivencia y para generar mayor inestabilidad en Cataluña. Para evitarlo la política deberá actuar. No son inocentes: se instalaron en una dinámica nefasta de desobediencia institucional. El indulto podría crear las condiciones para pensar una solución.

Gracia: El indulto es una opción viable si las penas no son monstruosas, pero la minoría unilateralista recibirá cualquier pena que no sea la absolución como un agravio demoníaco y apocalíptico.

¿Deben ser indultados?

Rovira: Ellos mismos han rehusado el indulto y han dicho en diferentes ocasiones que no pedirán el indulto, porque se consideran inocentes y pedir el indulto sería reconocer su culpabilidad. Creo, pero, que Pedro Sánchez se está planteando indultarlos porque en España una tercera persona –no directamente los afectados– también puede pedir el indulto. Debemos recordar que José María Aznar indultó a los condenados por los GAL.

Amat: No lo sé; depende también de la condena, y no sabemos cómo podrá gestionarse políticamente la sentencia. Pero alargar la situación de cárcel aleja la solución de un problema grave.

Gracia: Yo lo consideraría como opción legítima, e inevitablemente condicionada a la letra y las penas de la sentencia.

¿Qué papel juegan ahora Carles Puigdemont, Quim Torra, Artur Mas, Oriol Junqueras y los Jordis?

Rovira: Todos juegan papeles diferentes. Puigdemont es la voz en el exterior, Torra aguanta como puede un gobierno debilitado, Mas creo que está muy amortizado y sólo juega un papel simbólico, Junqueras es el líder político de los que están en la cárcel y los Jordis son el símbolo más cercano a los ciudadanos, sobre todo Jordi Cuixart.

Amat: Influyen más o influyen menos, pero excepto Torra –que no ha madurado la autoridad– los otros políticos actúan desde la anormalidad: perseguidos, penados, encarcelados. El marco condiciona su papel.

Gracia: Se ubican ahora en provincias distintas del independentismo. El irredentismo de Puigdemont, Torra y Cuixart puede acabar arruinando la vocación oportunistamente pragmática de Mas, Junqueras y Jordi Sànchez, después del fenomenal estropicio democrático que ellos mismos armaron.

¿Cuál es la mejor vía a tomar ahora para el constitucionalismo? ¿y para el secesionismo?

Rovira: Es difícil de decir. En Cataluña, el 80% de los ciudadanos son partidarios de un referéndum legal y vinculante, pero en España no lo aceptan. No sé cual es la mejor vía para los dos bandos, aunque estoy convencido que un referéndum legal es la única manera de solucionar un conflicto que durará muchos años

Amat: La del pacto con la realidad, que es compleja y plural.

Gracia: Para el secesionismo, la paciencia y el crecimiento. La solución la veo en la capacidad de un gobierno de izquierdas para encarrilar legal y democráticamente un paquete de soluciones que no satisfaga a nadie por completo, pero reconozca las razones parciales de todos (o, mejor, casi todos: el unilateralismo no es una opción democrática). //

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